lunes, 13 de octubre de 2008

926 ~ ¡Qué injusto!

¡Qué injusto! Estar tan cerquita y en un momento verte desaparecer.
Ninguna despedida es suficiente, por mucha pasión del último beso, este es eso, el último beso.
Quiero pensar que nunca hay un último mimo, sino que todos son el penúltimo, pero ¡Qué injusto!
¡Qué injusto! Acostumbrarme a tu compañía y al despistarme quedarme en la orilla calma de un río que un día fue remolino, cuyo cauce me enseñó a fluir en su caudal desbordado a borbotones, agua permeable a mi ser moldeable, agua que bebo y que me calma la sed... ¡Qué injusto!
Verte pasar como agua, ese agua que me moldea y que he de beber, que calma mi sed y cura mis heridas.
¡Qué injusto! Colgarme del télefono para escuchar la voz a la que soy adicta, cuando te he tenido en tantas conversaciones, tantas risas, tantos gestos. ¡Qué injusto!

¡Qué injusto! Peró seré justa si digo que GRACIAS por nuestros momentos y por todos lo que van a venir. Vamos camino de romper moldes y estadísitcas, los demás no tienen ni idea ¿verdad?

Quiero gritar ¡Qué injusto! Pero por civismo... omito mi grito... es más de media noche...
¡Qué injusto no estar ahora donde estás!

martes, 7 de octubre de 2008

Para gustos... colores [4]

... Delante de pequeñas pantallas, mirando títulos de canciones en el "emepetren", gustos dispares, aficiones en común...
Pero se hacía tarde, regresar alejándose de la ciudad, una cita les reunió en el centro, el final de la tarde les volvía a alejar...
La camarera se acercó y al pedir la cuenta ella insistió, fue un acto reflejo, sin ninguna intención... pero "yo te invito, así tenemos excusa para volver a quedar, para que me invites a un café", es lo que oí que dijo ella, irresistible si el gesto que acompaña es una sonrisa...
Él confesó que se le puso la piel de gallina... mmm ¿qué estaría pensando aquel extraño conocido?

Y yo en la mesa de al lado... tomando mi granizado de limón, haciendo oreja, sé que está feo, pero no pude evitarlo... luego imaginé de dónde venían, qué habrían hecho, y por qué habían elegido ese lugar. Puede que pasara lo que imaginé y planté en mi bloguillo pero si algo tuve en común con esa pareja fue vivir el día de las pelusas.